Este es un blog muy personal. Lo que anotaba en un cuaderno o recortaba de la prensa, ahora lo pongo en Internet porque pesa menos que el cuaderno y ocupa menos espacio en casa. Así que decir que esto es un blog es, quizá, mucho decir. En cualquier caso, si caes por aquí, espero que no te asustes o que no te desagrade mucho. Salud. Por cierto, mis opiniones y comentarios sobre el Ayuntamiento de Las Rozas son absolutamente personales. No son las de mi Asamblea y Grupo Municipal. Que quede claro
viernes, 22 de febrero de 2013
Vergüenza
Es la entrada a un soportal de lo que fue en su día un edificio de oficinas.
Digo fue, porque la recesión económica que soportamos se lo llevó por delante, como el viento de un día de tormenta en otoño hace con las hojas de las aceras de los árboles.
Al poco de cerrarse las oficinas, el propietario del inmueble decidió tapiar el acceso al portal con un muro de ladrillo. Se aprecia mal en la foto.
Ese soportal, que en su día era el acceso al edificio de oficinas, contempló un nuevo uso: era el lugar donde dormían inmigrantes sin hogar.
Yo los veía por las mañanas, cuando aparcaba el coche e iba a tomarme un café para desperezarme. Pasaba a su lado poco antes de las ocho de la mañana. Cuando salía de la cafetería, diez minutos después, ya no estaban allí.
Era un nuevo uso de ese edificio. Un uso social para personas sin techo.
Hoy, después de aparcar el coche e ir corriendo a la cafetería a tomarme un café como combustible para el camino del día, he visto como han comenzado a tapiar el acceso al soportal.
Los sin techo que pernoctaban allí, que lo acondicionaban todas las noches para resguardarse del frío de Madrid, que poco después de las ocho de la mañana recogían todo como si allí no hubiera dormido nadie nunca, ya no tienen donde pasar la noche. Se han quedado sin su lugar de encuentro nocturno.
Desconozco el mal que provocaban los inmigrantes que allí dormían y que ha conducido a que el propietario de la oficina haya decidido construir un doble cierre para acceder al interior. Quizá ha sido la vergüenza de mostrar en el barrio de Chamartín de Madrid la cara más cruda y dura de las personas pacientes de esta grave recesión económica que ellos no han provocado.
Esos inmigrantes sin hogar son las víctimas de la avaricia, del egoísmo, de la codicia, del ansia de acumulación de unos pocos, de los poderosos, de esos que nunca dormirán en la calle porque tienen multitud de propiedades inmobiliarias donde pasar la noche, donde pasar el día.
Esta es la función social de la propiedad.
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