miércoles, 14 de septiembre de 2011

Fútbol


Pues sí, una de mis pasiones es el fútbol. Me entretiene mucho y de verlo, nunca le he dado una patada ni a un bote, extraigo algunas conclusiones de filosofía social que algún día compartiré en este blog.

Si a uno le gusta el fútbol, necesariamente debe tener un equipo al que animar. La elección es algo completamente irracional y las simpatías pueden llegar a ser de lo más dispares.

Por países. Inglaterra, Liverpool.

La camiseta es roja, ha sido siempre un equipo aguerrido y batallador hasta la última gota de sudor, -¿recuerdan la final de Copa de Europa frente al Milán?-, han funcionado siempre como un colectivo frente a magníficas individualidades, Anfield, su estadio, no necesita más apellidos, -ni siquiera el de "Teatro de los Sueños"-, su himno, toda una declaración de intenciones "You'll Never Walk Alone" y tienen "The Kop", que la canta con una sola voz y anima a sus chicos más allá de los noventa minutos del partido.


Italia: Livorno.

Sí, está en la Serie B de la liga italiana ¿Y qué? Es el club de la ciudad donde se fundó el Partido Comunista italiano y su afición no lo olvida. Además, cuentan con la romántica historia de Cristiano Lucarelli, nacido en Livorno e interrnacional en la selección absoluta italiana y que renunció a una ficha millonaria por jugar en el equipo de su ciudad. Lo de ser internacional le duró poco: a la Federación Italiana de Fútbol no le gustó nada la celebración de un gol suyo con la selección Sub-21. En el vídeo se puede ver el motivo.


Portugal: Benfica.

Mi padre es del Benfica. La primera vez que fuimos a Lisboa el Estadio Da Luz fue de las primeras cosas que me enseñó. ¿Qué queréis que os diga?


Aunque prefiero, casi más, a la selección portuguesa: son una República seria.

Argentina: Boca Juniors.

El barrio, Diego Armando Maradona, "La Bombonera", el psicoanálisis argentino aplicado al fútbol, ... ¿He dicho que por Maradona? Ha sido el mejor jugador que he visto jugar y eso se tiene que pagar de alguna manera. Que Don Alfredo me perdone y mis compañeros del Rayo.


Y de este país ... Pues un equipo de mi pueblo, aunque no sea de mi barrio pero sí de un barrio muy similar al que yo conocí cuando era pequeño ..., de la Agrupación Deportiva Rayo Vallecano.


Noventa minutos animando sin parar al equipo, gritar "¡¡¡A las armas!!!", maldecir que no entre ese balón a tres minutos del final del partido, gritarle ciego al árbitro, comentar la jugada con mi hija, pedirle pipas para calmar los nervios, el rito previo de ponernos la camiseta y la bufanda para salir corriendo a Vallekas porque siempre llegamos con el tiempo justo, la humildad de un barrio obrero que sueña con su equipo en Primera División, las banderas republicanas, llevar una franja roja que te cruza el pecho, cantar "La vida pirata", mezclarte con tu gente, gritar "Mourinho, Guardiola, "Sando" es el que mola" frente a la locura del fútbol-negocio, las banderas rojas, el orgullo de ser de clase obrera, madrugar un domingo porque el Rayo juega a mediodía, estar afónico al día siguiente, ver el orgullo con el que entra mi hija en el "cole" con su camiseta del Rayo porque ha ganado el partido del fin de semana, el éxtasis de subir a Primera División en una temporada plagada de problemas extradeportivos que han demostrado que el equipo está hecho del material de los sueños, de las utopías, ...





No hay comentarios: