El pasado jueves, día 25, la Asamblea de IU-Las Rozas-Las Matas en colaboración con ATTAC-Madrid celebramos un acto denominado Renta Básica. Una medida contra la pobreza y por una ciudadanía plena en el que tuvimos la ocasión de escuchar a los mejores ponentes sobre la cuestión: José Miguel Sebastián, José Antonio Pérez, José Luis Rey y Daniel Raventós.
A todos ellos un agradecimiento sincero por venir hasta Las Rozas, especialmente al que más esfuerzo le costó al venir desde Barcelona, Daniel Raventós. Un verdadero placer escucharos para explicar de una manera amena, sencilla y clara la propuesta de la Renta Básica.
La Renta Básica de Ciudadanía debe ser una apuesta por un cambio en nuestro sistema democrático y en las políticas de bienestar de nuestro país.
La crisis del empleo en las sociedades occidentales, ya sea por su cantidad, -desempleo estructural- y la calidad del mismo, -precarización de las relaciones laborales y malas condiciones de trabajo en general-, pone en primer término la cuestión de la subsistencia material de los sujetos, -ya que no podemos olvidar que bajo un régimen de producción capitalista vendemos nuestra fuerza de trabajo al empresario a cambio de un salario que nos permite, más mal que bien dados los resultados de la Encuesta de la Estructura Salarial publicada hoy por el Instituto Nacional de Estadística. Hay está el caso de lo que se ha venido en denominar trabajadores pobres.
Dado el contexto de los déficits que presenta nuestro Estado de Bienestar, -incompleto a todas luces-, agravado por la política económica, marcadamente guiada por el dogmatismo económico neoliberal, seguida por los Gobiernos para afrontar este gravísima crisis que nos atenaza y que las clases populares, trabajadoras, no hemos provocado, debemos situar en la agenda política, en el plano de la reivindicación, la Renta Básica de Ciudadanía, como derecho y garantía de ciudadanía.
Una ciudadanía que debe caracterizarse por la autonomía para estar en disposición de actuar de igual modo en la vida política; sin dependencias, sin ataduras.
La Renta Básica de Ciudadanía produce esa autonomía, al no estar el ciudadano sujeto a la dependencia de un empresario o Estado que le emplee para la obtención de un salario. Esta autonomía e independencia garantiza una participación plena en la esfera política, ajena, esa participación, a intereses y demandas ajenos, extraños, al propio sujeto.
Vivimos tiempos muy difíciles. El pacto de la Transición se ha visto cómo ha saltado por los aires: corrupción generalizada en el establishment político y económico, que llega a afectar hasta la propia jefatura del Estado; el Estado deja de cumplir sus funciones sociales básicas, por los recortes que sufren día a día todo tipo de políticas sociales, ahogando su financiación pública; y la política económica ha dejado de ser la ciencia que procura la asignación óptima de recursos para el bienestar de la ciudadanía, para pasar a estar al único servicio de intereses de agentes económicos ajenos a ese bienestar.
Dada la situación de grave crisis del régimen, es oportuno y conveniente poner en marcha un proceso constituyente, que alumbre una democracia republicana asentada en la soberanía ciudadana, que ponga a la economía al servicio de la sociedad, que nos garantice una subsistencia digna.
La Renta Básica de Ciudadanía será una de nuestras reivindicaciones, porque somos ciudadanos y ciudadanas, no súbditos.
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