jueves, 29 de noviembre de 2012

Disculpen las molestias, estamos trabajando para cambiar IU-CM

Un grupo de afiliadas y afiliados pertenecientes a diferentes Asambleas de Distrito y Locales de la Comunidad de Madrid hemos presentado un documento alternativo al presentado por la Dirección de nuestra Federación Regional de cara a la IX Asamblea Regional, que se celebra este fin de semana.

El momento político en el que nos encontramos, su diagnóstico y nuestras propuestas políticas y organizativas nos han animado a presentar una alternativa a la actual Dirección.

Momento político marcado por una galopante crisis económica, una crisis política y una crisis institucional, que nos ha conducido a hablar de crisis del régimen.

La crisis económica ha desvelado de forma nítida, sobre todo con la aplicación de las medidas encaminadas a resolverla, que el dogmatismo neoliberal en la política económica no responde más que a un proyecto de clase que pretende profundizar el trasvase de rentas desde la clase trabajadora, -absolutamente inocente de las causas que han originado la crisis-, a la clase que compone la oligarquía económica globalizada a través, pero no sólo, del proceso de privatización de los servicios públicos, los recortes en políticas sociales y en las ayudas financieras que está recibiendo la banca, que absorve toda la capacidad financiera del país.

Se trata de una crisis sistémica del capitalismo globalizado y financiarizado. Ya nunca nada será como antes.

El correlato a esta crisis económica en nuestro país está en la grave crisis de régimen. Los mecanismos de justificación de la política económica hegemónica que se está aplicando ha producido que el consenso de la Transición y sus instituciones políticas hayan quedado sobrepasadas por los acontecimientos.

La ciudadanía observa como se va precarizando su vida: el empleo se convierte en un bien escaso, las condiciones de empleo se deterioran día a día y el desempleo va incrementado las cifras mes a mes.

Sin curro, sin casa, sin futuro.

La respuesta política, lejos de abandonar la doctrina económica que nos ha conducido a la crisis, consiste en ahondar en esa misma política económica para hacerla frente con un coste social inconmensurable.

La ciudadanía observa como la oligarquía política, que no clase política, -entreverada por los intereses de la oligarquía económica o directamente cooptada por ella-, que debería suavizar los efectos de la crisis e incluso rebelarse contra la dictadura económica es la encargada de justificar los recortes en las políticas sociales, ahora más necesarias que nunca.

No nos representan.

Se pone en cuestión toda el entramado institucional surgido de la Transición, desde la Jefatura del Estado, el sistema electoral, el sistema de partidos políticos, el pequeño tamaño del Estado de Bienestar, el papel de los medios de comunicación, ... Todo aquello de lo que no se podía hablar en el seno de la cultura de la Transición es, aquí y ahora, objeto de crítica y puesta en cuestión de manera decidida y en círculos sociales que se van ampliando día a día.



Ante esta situación, -crítica y de encrucijada política para nuestra organización-, hemos sido muchos y muchas los que hemos advertido el reto que se nos presenta y hemos dado un paso adelante con el planteamiento de un diagnóstico de la situación, el despliegue de una serie de alternativas políticas y la necesidad de un cambio en la dirección de nuestra organización con el fin de que Izquierda Unida-Comunidad de Madrid sea el referente político de la izquierda. Un instrumento útil para una ciudadanía que se rebela ante la imposición dictatorial de una política económica que sólo beneficia a las oligaarquías económico-financiera-políticas del país.

Izquierda Unida-Comunidad de Madrid debe estar en disposición de ser ese instrumento útil de rebeldía, de ruptura con el sistema y estado de las cosas. Debe profundizar en ese modelo de organización, siempre en construcción, de movimiento político-social, anticapitalista, republicano, federal y alternativo.

Debemos ser esa organización en la que converja la ciudadanía activa, crítica, rebelde, inconformista para estar en disposición de configurar un bloque social alternativo con la capacidad de afrontar una salida social a la crisis.

Para ello debemos dotarnos de una política y de una dirección capaz de generar esa dinámica política de convergencia social.

Es inevitable, en este contexto, hablar de democracia, de usos democráticos y de cultura democrática, en definitiva, en nuestra organización. También es imprescindible la transparencia en la gestión interna, en la circulación bidireccional de la información. En el sentirse partícipe toda la militancia de la vida, de la actividad de nuestra organización, en la elaboración colectiva, en el debate, en la toma de decisiones.

No somos un partido político, somos un movimiento político-social de carácter federal.

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