Las cuestiones sobre las que pivotan sus últimos trabajos son:
- La crisis del crédito y el éxito del del capitalismo. El capitalismo ya no se basa en la explotación del factor trabajo (cuestión discutible, ya que continua siendo una de las premisas del sistema capitalista de producción) si no de la explotación del deseo a través del consumo y, dada la tendencia a la bajada de los salarios como una de las vías de recomposición de la tasa de ganancia del capital, la necesidad del crédito. Más allá del éxito del capitalismo, debería hablarse del éxito de la función del dinero como objeto mercantil por autonomasia.
- El papel del Estado de Bienestar en los tiempos de la globalización económica. El Estado es una superestructura que actúa atendiendo a los intereses y demandas del capital. El Estado moviliza los recursos a favor de los capitalistas, de sus intereses de clase, camuflándolos con llamadas al interés general, del país. Se llega a la simbiosis del Estado-Mercado.
- La función del Estado en el capitalismo, progresivamente más globalizado. Considerando la hegemonía de la sociedad de consumo, la ciudadanía realiza sus demandas al Estado desde la óptica del usuario, del consumidor, no del ciudadano que demanda derechos de ciudadanía.
- La modernidad y la postmodernidad. La modernidad dio lugar a la generación de utopías: el mundo por venir, el mundo perfecto, superador de las dificultades y de los problemas del momento. Por ejemplo, la lucha de clases, la superación del capitalismo. La postmodernidad no da lugar a las utopías, ya que el conflicto social no existe, se ha superado. Plantea una cosmovisión de fin de las ideologías, de mundo acabado, de individuos integrados en el sistema, en definitiva, de cierta armonia social.
- El holocausto y el genocidio. El exterminio del contrario.
- La política demográfica, la contraposición entre el crecimiento demográfico y el crecimiento económico.
- El papel de la mujer en la reproducción en la era de la biotecnología. La mujer ha transcendido su papel de reproductora dados los avances en el campo de la reproducción asistida. El sexo aparece, entonces, como mero entretenimiento libre de las ataduras de la reproducción, como un objeto de deseo y, por tanto, de consumo. Se facilita el sexo en la sociedad de consumo, pretendiéndose eliminar lo imprevisible, lo espontáneo y lo emocional de las relaciones eróticas.
- El fundamentalismo secular y el religioso en la lucha por el poder en este siglo. Tanto el Estado como las religiones son las instituciones sociales que gestionan el miedo en la sociedad.
- La inscripción del ADN y la aparición de la genetocracia.
- La generación perdida nacida en plena sociedad líquida. La sociedad del consumo frente a la anterior sociedad de productores. La problematización de una generación que se ha criado y crecido entre lo fácil, lo inmediato, lo efímero, lo virtual frente a la distancia del otro. La generación que ha obtenido el mayor número de credenciales educativas, quizás como una dimensión más de la sociedad de consumo: el consumo de educación, frente al desempleo estructural, la precarización creciente de las relaciones laborales y la tendencia al descenso de los salarios y su pérdida, consecuente, de la capacidad adquisitiva, de compra.
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