Hoy comienza la X Asamblea Federal de Izquierda Unida.
Mucho han cambiado las cosas desde la Asamblea anterior a esta.
La organización está mucho más cohesionada y nuestra propuesta política es más nítida y, por eso, más cercana a la ciudadanía.
En el plano externo, la crisis se ha convertido en una gravísima recesión económica que nos afecta a todos y todas en alguna medida, dado el desmantelamiento del Estado de Bienestar al que estamos asistiendo.
Esta crisis nos ofrece un contexto que se convierte en un momento excepcional para nuestras tesis programáticas ya que somos la alternativa política al dogma neoliberal del bipartidismo imperante en nuestro sistema político.
Una alternativa que es viable y realizable. Aquí y ahora, con el horizonte de la construcción de lo que se ha venido a denominar como Socialismo del Siglo XXI.
Propugnamos, frente a la tecnocracia que intentan imponernos, frente al desarrollo natural del capitalismo, la vuelta a la política. La vuelta de lo social frente a la dictadura de la economía, la dictadura de los mercados.
Entendemos que la economía no es un fin en sí mismo: la economía debe estar al servicio de la ciudadanía, de la mayoría. atendiendo a sus demandas e intereses.
Un aspecto que está poniendo en relieve la crisis y su gestión es el desvelar que la democracia es incompatible con el capitalismo. Actualmente estamos siendo gobernados, desde la intervención de facto que sufre nuestra política económica, por la troika, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, instituciones todas ellas carentes de la legitimidad democrática en la propia constitución de esas instituciones, así como en la elección de sus miembros.
La democracia y la política deben ser refundadas a favor de la mayoría social. Su expresión en nuestro programa político alternativo es la Rebelión Democrática desde la Convergencia Social.
La crisis nos ha mostrado fehacientemente la crisis política e institucional de la Transición. Lo que pudo ser válido en ese momento es en la actualidad un freno a una política económica alternativa, social, que ponga a las personas en el centro de la actividad política y, por tanto, económica.
Estamos observando como la gestión de la crisis no se hace desde el Parlamento, sino desde instituciones económicas que no son democráticas, tales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo o la Comisión Europea. Como el Gobierno se pliega a las demandas de esas instituciones y su papel es el de legitimar la toma de medidas y políticas perjudiciales para la ciudadanía y favorables a las oligarquías empresariales y financieras globalizadas.
Estamos convencidos de que es más necesario que nunca un Proceso Constituyente que establezca un nuevo pacto social. Planteamos una ruptura con el régimen existente que no es operativo, que no garantiza el bienestar del conjunto de la sociedad.
Ante la crisis: resistencia, rebeldía y reconstrucción de derechos sociales y políticos.
Sólo así podremos crear un bloque social y político alternativo.
En el ámbito de las relaciones internacionales, se comprueba, casi a diario, que están regidas por el imperialismo y el neocolonialismo de los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN con el objetivo último de obtener unos recursos naturales estratégicos al menor precio posible.
En el plano interno, se puso límite a la construcción, desde arriba, de nuestra organización como un partido político al uso, más con sus problemas que con sus ventajas.
Así, algunos militantes en la Asamblea Regional de Izquierda Unida-Comunidad de Madrid decidimos apoyar el documento alternativo al de la dirección porque creímos y seguimos creyendo que Izquierda Unida no puede ser un partido político. Creemos firmemente que somos un movimiento político social, anticapitalista, republicano, federal y alternativo.
Es fundamental nuestra presencia en las luchas, que trabajemos en la elaboración de un programa alternativo, que nos abramos a la sociedad, que renovemos nuestro discurso, que se renueven los cargos de nuestra organización y se busque y logre la convergencia con otras organizaciones, movimientos, asociaciones con el fin de estar en disposición de generar otro mundo posible.
Se trata, en definitiva, de tener una alternativa política acabada para una salida social a la crisis y estar en disposición de generar el Socialismo del Siglo XXI.
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