El domimgo, mientras que estaba con unos compañeros en Collado-Villalba, tras haber bajado de Guadarrama, dando la bienvenida a Madrid de la Marcha Negra, Alfredo no dejaba de llamarme por teléfono.
Alfredo es uno de los pocos compañeros, por no decir el único, con el que conservo la amistad que da haber compartido cinco años en la Facultad de Ciencias Política y Sociología de la Universidad Complutense, profesores e ideas sobre la Sociología que unen tanto.
Alfredo me telefoneaba insistentemente, no oía el teléfono, luego me saltaron los mensajes en el buzón de voz, para decirme que había fallecido uno de nuestros maestros, Ángel de Lucas.
Conocí a Ángel de Lucas por referencias de otros profesores, que me dieron clase antes que él, que formaban parte de la Asociación Madrileña de Sociología Crítica, fundada, entre otros, por los enormes Alfonso Ortí y Jesús Ibáñez.
Ángel de Lucas me dio clase ya en quinto de carrera, Sociología del Consumo. Era un tipo con un gran sentido del humor, dado su íntimo conocimiento del lenguaje, de sus estructuras profundas, de sus significados, de sus relaciones con el inconsciente, de su dialéctica, de su contribución a la creación y mantenimiento de la superestructura.
Ya era mayor. Se presentó, con esa modestía y esa humildad de la que sólo gozan aquellos que son maestros en sus enseñanzas, que transmiten no sólo el conocimiento de la asignatura, si no su experiencia profesional, su vida, con su tranquilidad habitual y acariciándose su largo cabello plateado. Para relajar la situación, siempre incómoda del primer día de clase, nos relató que en el Programa de Estudios, un curso descubrió la errata sobre la denominación de su asignatura, Sociología de Consumo. Entre sonrisas y alguna risa observó que quizá era esa rama del saber sociológico el que más se prestaba al tráfico mercantil y que era una errata con un profundo sentido, momento en el que aprovechó, un gran maestro, para introducirnos mutas mutandis, el paradigma de análisis/ interpretación ofrecido por el psicoanálisis, la lingüística estructural de Ferdinand de Saussure y la teoría marxista como marco de análisis e interpretación del sistema de producción capitalista.
Gracias a él, conocimos a Marcel Mauss y su texto sobre la lógica del don, así como a Malinowski y su obra Los argonautas del Pacífico Sur. Impartía estas primeras clases con la tranquilidad y el sosiego de su carácter, para introducirnos en la crítica apasionada y vehemente del sistema de producción capitalista, en su carácter histórico y no ineluctable, en sus fantasmas, aportándonos la visión de otros sistemas de distribución, tales como el don, el potlatch. Los compañeros y compañeras le oíamos embobados, él sentado en su mesa, haciéndonos comprensibles términos, conceptos de una gran capacidad crítica, analítica y transformadora de nuestra realidad.
El creía en la Sociología como un saber científico que da cuenta de la realidad social de la que formamos parte, pero aprovechando ese potencial de conocimiento para disponer de las herramientas de transformación de esa realidad de la que se ha dado cuenta.
Profesor asociado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, un tanto ágrafo, da cuenta de su rebeldía y su incoformismo el no haber realizado tesis doctoral, como Ortí, y verse como profesor asociado en la Facultad.
Donde quieras que estés, Ángel, amigo, maestro, siempre te recordaremos con el cariño, la ternura y el reconocimiento que se reservan a los maestros, a aquellos que nos enseñaron a ver, a leer, a observar, a escuchar de otra manera.
Gracias por todo, Ángel. Siempre estarás entre nosotros.
Este es un blog muy personal. Lo que anotaba en un cuaderno o recortaba de la prensa, ahora lo pongo en Internet porque pesa menos que el cuaderno y ocupa menos espacio en casa. Así que decir que esto es un blog es, quizá, mucho decir. En cualquier caso, si caes por aquí, espero que no te asustes o que no te desagrade mucho. Salud. Por cierto, mis opiniones y comentarios sobre el Ayuntamiento de Las Rozas son absolutamente personales. No son las de mi Asamblea y Grupo Municipal. Que quede claro
1 comentario:
Vaya, encuentro tu blog por casualidad, ni me acuerdo de lo que estaba buscando cuando apareciste como renglón de Google, y me he quedado un poco traspuesto. La última vez que le ví fue en 2006, en un curso de verano en El Escorial al que le arrastró Garmendia para que diera la nota -¿y qé otra cosa cabía esperar de él, en ese entorno?- sobre la Responsabilidad Social de las empresas. También fue profesor mío, con Ibáñez, pero unos años antes, más o menos 20. De hecho, después de hacer 1º de Políticas nació Sociología y me pasé, enamorado hasta las trancas de la carrera, tanto que decidí no terminarla nunca, más aun porque el título me importaba un comino y las circunstancias del momento -policía en la puerta de cada aula, asambleas permanentes, etc.- tenían como réplica aprobados semigenerales o con trabajos de dos días, algo que consideré indigno de un sociólogo vocacional. Bueno, te dejo el comentario y el pésame, que mueran nuestros profesores nos hace viejos, más aun a los que ya lo vamos siendo por nuestro propio mérito. Y suerte en Las Rozas, allí donde nunca gobernó la izquierda, porque con los Zúñigas y Araques "era otra cosa", aunque visto con perspectiva histórica habrá que reconocerles algún mérito.
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