Su grafismo es sencillo, pero no simple, y sus guiones están marcados por un grave sarcasmo, que nos lleva a pensar cómo hemos llegado a donde hemos llegado y cómo no hemos hecho nada para evitarlo.
Se hizo conocido por su vídeo Españistán, de la burbuja inmobiliaria a la crisis retrato de la España que especuló con la propiedad inmobiliaria hasta extremos inconcebibles con el protagonismo y beneplácito de gobiernos y bancos. Es su negocio.
Ahora, nos presenta Simiocracia, crónica de la gran resaca económica, sátira sobre la grave crisis económica que padecemos, sus protagonistas y los papeles que han desempeñado en su gestación y desarrollo.
La cosa está muy malita, como sabemos todos, pero sabiendo que no nos la dan ni con queso y con sentido del humor, se lleva mejor.
Espero que su próxima producción sea sobre los recortes en sanidad y en educación para que todos sepamos quiénes son los beneficiados. Porque los hay.
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