martes, 8 de noviembre de 2011

Debate en televisión

(Crítica de un espacio televisivo que no he visto. Bueno, sí vi diez minutos, el tiempo que tardó mi mujer en darse cuenta que estaba viendo el debate y ordenarme taxativamente que cambiara de canal. Quien manda, manda).



Ayer tuvo lugar el debate, por llamarle de alguna manera, entre los candidatos del PPSOE. Algo de interés debe despertar este tipo de evento televisivo porque fue visto por cerca de 11 millones de personas, cifra menor de la audiencia que tuvieron los debates anteriores que llegó a alcanzar la cifra de 13 millones.

Un dato que permite decir que ya estamos algo cansaditos de unos monólogos monocordes de variaciones sobre el mismo tema, en el que asiste como un árbitro un periodista que ve mutilado el ejercicio de su profesión, pero que lleva perfectamente su papel.

¿Por qué no seguí el debate? Pues por dos cuestiones. La primera de tiempo, terminamos nuestro acto electoral  (por cierto, un éxito) algo tarde y llegué a casa a eso de las diez de la noche y tuve que sacar a Isolda de paseo, porque me la encontré cruzando las patitas en el pasillo de casa. La segunda cuestión se refiere a que estoy harto hasta la náusea de escuchar siempre lo mismo, en una suerte de repetición interminable.

Y es que Rubaljoy carecen de la más absoluta credibilidad (no, no hay un problema de concordancia en número entre sujeto y verbo, Rubaljoy es una sola persona que forma parte de dos partidos semejantes).

Ya sea por haber formado parte del Consejo de Ministros que aprobó la reforma laboral, la reforma de las pensiones, la bajada de salario de los empleados públicos y diversos recortes en los últimos presupuestos del Estado, y que ahora pretende hacer ..., justamente lo contrario que el Gobierno del que ha formado parte activamente y de manera destacada. Ya sea porque su discurso no soporta el contraste con la realidad de las políticas que están poniéndose en marcha en las Comunidades Autónomas donde gobierna y de forma muy destacada en Castilla-La Mancha y Madrid. Ya sea porque los programas electorales que presentan no soportarán la primera embestida que provenga del Banco Central Europeo, del Fondo Monetario Internacional o de las pretensiones del tándem Merkel-Saarkozy.


Rubaljoy son la encarnación en nuestro país de la doctrina neoliberal para afrontar la grave crisis económica que padecemos. Son los portavoces de Botín y de Francisco González, del señor Alierta, de Florentino Pérez, de Joan Rosell y de Arturo Fernández y de todos aquellos que pretenden, aprovechando la situación crítica que sufrimos arremeter contra el famélico Estado de Bienestar que tenemos y, en una suerte de comunismo inverso, socializar las pérdidas de los bancos y de las empresas.

En cualquier caso, en el debate de ayer ha ganado IU.


1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Concejala? :) Solo conozco a una persona que defienda ese término.