miércoles, 14 de abril de 2010

La transición ... ¡Qué estafa!



Hoy se celebra el 79º aniversario de la II República Española y en la "Rojosfera" han, hemos, quedado en redactar una serie de "posts" sobre la proclamación de la III República, aunque sea en Internet.

Pero a mí me pide el cuerpo volver a aquella malhadada sentencia del dictador fascista que dio un golpe de Estado a esa II República, apoyado en las clases sociales que veían peligrar sus privilegios por el temor a las reformas que iba a llevar a cabo el Gobierno del Frente Popular que ganó las últimas elecciones generales en febrero de 1936.

La sentencia es aquella de "Queda todo atado y bien atado".

Ya lo creo, hijo de la gran puta, que dejaste todo atado y bien atado. Quedó todo tan bien anudado, tan fuerte, que a día de hoy aún no ha aparecido la espada que lo deshaga.

Ahí esta la iglesia católica, institución legitimadora de aquel golpe de Estado. Aquella que hablaba de la "Cruzada Nacional" y de la lucha contra los infieles, el peligro rojo, los ateos, los laicos, ...,  la inmoralidad republicana. Esa iglesia que aún mantiene sus privilegios: el Concordato con la Santa Sede, que asegura su financiación y su existencia material, más allá del apoyo de sus, cada vez, más exiguos fieles; aquella que dicta su moral como universal (Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo); la que mantiene sus mecanismos de reproducción social vía financiación de sus centros de enseñanza concertados (sostenidos con los impuestos de todos los ciudadanos independientemente de sus creencias y prácticas religiosas) y privados; la hipocresía y doble moral que muestran ante casos como los de Gescartera, abundantes dineros movidos por la avaricia y la codicia; o ante los vergonzantes y nauseabundos casos de pederastía, que han tratado de ocultar y negar todo lo posible y que cuando han salido a la luz las denuncias han intentado minimizar. Ahí está, en fin, la secta del Opus Dei  y su labor reaccionaria y de proselitismo, cotidiana y paulatina, desde entonces hasta ahora.

El ejército y las fuerzas de seguridad del Estado, aquellos que se sublevaron ante una Constitución que juraron y que el cambio de sistema político dejó en sus puestos y vio como sus gerifaltes ascendían en el escalafón, aunque sólo fuera por los años de servicio a la dictadura fascista; aquellos que asesinaban, torturaban o encarcelaban de manera arbitraria, porque la dictadura fascista era arbitraria.

Las grandes fortunas del país que temieron una reforma agraria que nunca se llevó a cabo y que ha visto con el paso de los años como se ha incrementado la extensión de sus tierras y como son objeto de extraordinarias subvenciones de la Política Agraria Común de la Unión Europea. Vio aumentar su patrimonio por su colaboración con la dictadura fascista y su influencia, su enriquecimiento con el "estraperlo".

La judicatura que pasó de jurar la "Ley de Principios del Movimiento Nacional" a la Constitución de 1978 sin solución de continuidad. Una institución del Estado ajena a la práctica democrática, como podemos observar hoy día, cuyos miembros más relevantes se cooptan y son ajenos a la crítica de la ciudadanía por sus prácticas y sentencias judiciales, cuando no se sienten ofendidos y tachan las manifestaciones públicas de desaprobación a su gestión como de antidemocráticas o antisistema.

La clase política de derechas, algunos de cuyos miembros califican, sin salírseles los colores, a la dictadura fascista de un período de "extraordinaria placidez", que no condenan el franquismo, que no se sonrojan, porque carecen de vergüenza, al criticar una capidisminuida y muy precaria Ley de Memoria Histórica; que pretenden el gobierno de los ricos para los ricos, proteger y promover sus privilegios de toda índole frente al interés del pueblo, de la ciudadanía.

La Constitución y sus Reglamentos, que se interpretan ventajosamente para los intereses propios de los menos, que corrompen la representación de la ciudadanía en las cámaras , que no articulan las diferentes naciones y regiones que componen el Estado, con un Jefe de Estado que sólo fue elegido por el dictador fascista y cuyo horizonte es la perpetuación del sistema monárquico, ...

Se habla de la transición como el segundo momento de la democracia en nuestro país, pero dónde quedó la memoria de la II República tras todos estos años, las ideas modernizadoras, el bien común, la lucha contra los privilegios de clase frente a las necesidades de los demás, la democracia participativa, la economía al servicio de la sociedad, la educación como emancipación, la sociedad del trabajo, ... ¿Es que quedó en una cuneta, en el exilio, en una celda del penal de Burgos?

La transición ... ¡Qué estafa!



¡ESPAÑA, MAÑANA, SERÁ REPUBLICANA! (O no será)

2 comentarios:

J. G Centeno dijo...

No suelo ejercer de abuelete contador de batallitas, pero si para los que sois más jóvenes la transición fue una estafa, no te quiero contar lo que fue para los que la vivimos de cerca. Todas las ilusiones que pusimos para transformar de verdad la sociedad se fueron a la mierda. Tanta angustia como habíamos pasado, y tanto miedo apenas sirvieron para que unos pocos indeseables hicieran carrera. ¡Qué pena!

Carlitos Buenaventura dijo...

Te lo comentaré en una próxima entrada, camarada.

Salud y Revolución.