martes, 9 de febrero de 2010

El año que tampoco hicimos la Revolución




Ya lo sé. esta imagen ya ha salido en una entrada anterior, pero hoy he recibido un artículo sobre la crisis económica y la desigualdad social, de parte de un buen amigo y no me he resistido a responderle con el siguiente correo:

Verás, a veces se compran los libros por el sugerente título que lucen en la portada.

Hace unos meses me compré uno que llevaba por curioso título el de "El año que tampoco hicimos la Revolución". No menos curioso era el autor, Colectivo Todoazen.

El libro no es, ni más ni menos, que el intercalado, (copia y pega, sin más) de noticias aparecidas en prensa escrita de ámbito estatal sobre cuestiones económicas y laborales, una detrás de otra.

Esto es, puedes leer como la transnacional X presenta ante los medios unos beneficios anuales del 65% (en muchísimos casos la cifra es superior a la apuntada y en muchísimos menos casos la cifra es inferior); para, seguidamente leer que la empresa Y plantea una reducción de plantilla al no obtener los resultados apetecidos, dentro de una estrategia de reducción de costes, o que la patronal Z propone que la subida salarial no puede ser superior al 2% por la escasa productividad del trabajo, cuando los beneficios, lees en el siguiente párrafo, de la empresa W han superado todas las expectativas al alcanzar el 125% o que los accionistas de la empresa F han recogido enormes beneficios debido al histórico ciclo alcista que lleva la bolsa. Otra empresa ha decidido trasladar su producción manufacturera a Marruecos ya que, en ese país, los costes laborales son inferiores.

Todo esto que no es nuevo, ni novedoso, para los que leemos prensa diaria, te supone un shock cerebral de aúpa cuando lees ese tipo de noticias una tras otra a lo largo de más de 200 páginas. El caso es que uno lee todos estos datos sobre la puesta en marcha del neoliberalismo y sus consecuencias sobre la clase obrera y piensa ..., joder que título más oportuno para el dichoso libro de los cojones.

Luego te cuentan algunos que eres un antiguo; leer a Marx y ser marxista o marxiano, ja, ja, ja. Pero qué antiguo, te dicen ellos, los modernos, los que están al cabo de todo.

Joder, es mucho más antigua la ley de la gravedad y no por eso deja de operar todos los días, digo yo.

Pero ya sabemos porqué no se hizo la Revolución: nunca han sido tan transparentes las desigualdades, porque es que además presumen y hacen ostentación los ricos y los que son "ricos virtuales ("me compré una casa por q y ahora me dan q + 100"). Son las conocidas como causas objetivas.

Pero nunca han estado tan lejos las condiciones subjetivas: se ha hecho de sentido común que las desigualdades son "naturales" (?) porque las personas son vagas, no se esfuerzan lo suficiente, no estudian y, en definitiva, que cada uno tiene lo que se merece. Ya lo creo, que se lo pregunten a Botín, por ejemplo. 

En suma, que las desigualdades de naturaleza, esta sí, social, se han transformado por parte del discurso hegemónico neoliberal y neoconservador en desigualdades individuales, de cada una de las personas. Nos hemos convertido en átomos en un magma social que se encarna en el mercado, que es donde se dan los lazos de sociabilidad mediante el intercambio. ¡Toma ya! Pero es que te lo dicen así y se quedan tan a gusto, que para eso les amparan los que saben (Financial Times, Wall Street Journal, Expansión, Cinco Días, el Banco Central Europeo, el FMI, la OMC, el imbécil de Almunia o el sobrado de inteligencia del Solbes) y si les discutes, te dicen que no tienes ni idea, que eres un ignorante. Claro, sí es que es de sentido común.

Y luego me pregunta algún moderno que con los años que tengo y considerándome una persona inteligente y culta, cómo me hecho comunista ... Lo que me duele es no haber militado en el PCE toda mi vida.

¡Socialismo o barbarie! (Y nos hemos decidido por la barbarie, así, sin más).

Salud, compañero, y recuerda que no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.

3 comentarios:

Grândola dijo...

Buenísimo el post, compi.

Agujeros y Lecturas dijo...

Si es que el Buenaventura es así. Cuando se pone, se pone.

Me gusta que te guste.

Salud y Revolución, que con la que está cayendo.

Nynaeve dijo...

Pues lo cierto es que la idea del libro es buena. Desde luego, es cómo cuando alguien quiere hablar y otro no hace más que sacarle datos y más datos, hasta que se tienen que rendir a la evidencia.

Algo leí hoy, sobre seguir así (digo nosotros), hasta que lo inverósimil se haga lo inevitable. Que es el camino que llevamos por la avaricia de unos pocos y el aborregamiento de muchos...