Debemos congratularnos
por tener en Las Rozas y Las Matas un callejero limpio de homenajes a aquellas
personas o actos que promovieron y ejecutaron el Golpe de Estado de 1931 en
nuestro país. Podemos congratularnos de no sonrojarnos por la vergüenza ajena
que provoca decir que vives en la calle Caídos de la División Azul , Ángel del Alcázar, Avenida del Arco de la Victoria , y un
larguísimo etcétera, tal y como sucede en el callejero de la ciudad de Madrid.
El caso que sí nos
provoca sonrojo y vergüenza es la placa de granito que se encuentra en la
fachada de la Iglesia
de San Miguel Arcángel, a poco más de doscientos metros de aquí.
Fachada de la Iglesia de San Miguel Arcángel. En la parte derecha la placa |
Detalle de la placa |
Atendiendo al artículo 15 de
Entendemos que dicha
placa homenajea a personas de nuestro municipio que participaron en el Golpe de
Estado de 1931 y que fueron víctimas de la propia violencia que ellas mismas
desataron en contra del Gobierno legítimo de la II República
Española.
No, no se trata de revanchismo, ni de abrir viejas heridas, si no de cerrarlas. Es necesario esclarecer todo lo ocurrido en el transcurso de la Guerra Civil y la postguerra. Dar cuenta de la represión brutal y asesina que desató el bando golpista contra una determinada población vencida.
A todas las víctimas, en general, del terrorismo, sean del franquismo, del Batallón Vasco-Español, del GAL o de ETA, se les deben reconocer tres derechos fundamentales que son el derecho a conocer la verdad, el derecho a la justicia y el derecho a la reparación.
Se trata, en definitiva, de saber por qué a día de hoy hay víctimas que merecen homenajes en espacios públicos, por qué hay víctimas que llevan décadas en cunetas de carreteras y en fosas comunes en parajes de nuestra geografía, y quién fue el que perpetró el abuso que sufrieron.
No podemos olvidar que, según la ONU, somos el segundo país del mundo con más personas desaparecidas después de un conflicto armado. Su número se estima en 150.000. Sólo está por delante de nuestro país en este infame registro Camboya. Este dato nos da una imagen fiel de la brutalidad y del volumen de asesinatos cometidos por el golpe militar durante el conflicto y tras su victoria, esto último, absolutamente execrable, ya que se trataba de una población vencida y da una idea del desbocamiento del deseo de venganza, del odio y de la ira en ese bando.
La moción que presentamos para la retirada de la placa no fue aprobada. Se opuso únicamente el Partido Popular.
Los argumentos que esgrimieron tienen que ver con la herencia franquista de su partido político, lo cual no es nada nuevo. Continua existiendo un poso franquista en ese partido, que ni siquiera las personas jóvenes que forman parte de él son capaces de quitarse de encima, de eliminar. Se sienten cómodos en ese batiburrillo ideológico de liberalismo y de autoritarismo fascista de la dictadura de Franco.
Alegaron que la Iglesia es del Arzobispado de Madrid. Ni siquiera aceptaron el cambio en el acuerdo de la moción que presentamos para que instaran al Arzobispado a la retirada de la placa.
Se les ve el plumero.
Que no se haya aprobado la moción no supone que nos vayamos a quedar con los brazos cruzados.
Daremos cuenta de esta infamia al Foro por la Memoria y enviaremos una carta al Arzobispado de Madrid, en la que instaremos a la retirada de esa placa de la vergüenza. En este caso tendremos la oportunidad de observar si la Iglesia Católica es democrática o continua pensando que el Golpe de Estado de 1936 y la posterior Guerra Civil fue una Cruzada para salvar a España del desorden y del comunismo.
La verdad es que no somos muy optimistas, pero vamos a dar la oportunidad a la Iglesia de acompañar los tiempos que corren. Porque es de justicia.
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